Roncesvalle: crónica de la salida de Enero

Desechada la salida a Peña Negra de Becedas desde el Puerto de El Tremedal a causa de las previsiones meteorológicas, mantenemos no obstante la convocatoria. Nos reunimos en el Hotel Bella Vista 15 montañeros desafiando el mal tiempo, para decidir que la marcha debe discurrir por zonas abrigadas de los vientos que allá por el Tremedal suelen soplar con intensidad. Nos inclinamos por fondos de Valle y nos dirigimos a Navalperal de Tormes.

Aparcamos junto al Puente a 1190 m.s.n.m. y a las 9.15 h. ponemos rumbo a Los Collaíllos, donde persiste una de las pocas majadas con cabras de la zona. Después de recibir el ruidoso saludo de los mastines remontamos la Garganta de la Laguna por su margen derecha con un tiempo frío pero soportable a pesar de que está nublado. El viento solo se mueve ocasionalmente de manera que no es óbice para que caminemos a buen ritmo por la pista que nos conduce por praderas rodeadas de paredes desvencijadas hasta el bosque de robles en que el camino se estrecha convirtiéndose en sendero.

Casi dos horas después llegamos al refugio de Roncesvalles, situado a orillas de la Garganta de Prado Pozas que muere poco más abajo en la de Gredos. Exploramos el lugar y tomamos unos frutos secos mientras comentamos la belleza del paisaje en un enclave crucial de la ruta que hasta no hace muchos años seguían los cabreros de Candeleda. Traían sus rebaños para pastar durante todo el verano por estos parajes a través del Puerto de Candeleda y del Prado de las Pozas o Barbellido siguiendo un camino que aún se conserva en buen estado. Frente a nosotros, al otro lado de la Garganta que venimos recorriendo, los Arroyos del Churrital y de Majazarza se descuelgan desde el Novillero proporcionando un bonito espectáculo cuando sus cauces se desbordan por la ladera. Este año no es el caso por la escasez de lluvias, pero aún así resultaría difícil atravesar la Garganta del Prado Pozas si no fuera porque un hermoso puente de madera franquea su cauce.

 

Lo cruzamos poco después para visitar una de las pocas majadas de la Sierra que todavía conserva intacto un chozo construido por el sistema tradicional de un cerco de piedra rematado por una techumbre cubierta de escobas. Se trata del Chozo del Postuero, vocablo que nos indica el lugar donde acostumbraba a sestear el ganado. Levantado en un altillo donde una fuente servía para abastecimiento de los pastores y para refrigerar la quesera, hoy desaparecida, pasa desapercibido para quienes procedentes de la Laguna Grande descienden por su desagüe. Bajamos el escalón hasta esa garganta para comprobar que no podemos atravesarla sin descalzarnos por lo que damos media vuelta para regresar por el refugio  y descender hasta el puente de Roncesvalles que nos permite vadearla.

Al otro lado, encrucijada de caminos. Un cartel nos indica, señalando aguas arriba del cauce: Laguna Grande 3h. (sin camino). En sentido contrario: Navalperal de Tormes 1h. 30 minutos. Más abajo, en la dirección que nosotros traemos: Puerto de Candeleda 3h. y Prado Pozas 2h. Camino hasta la Laguna Grande siempre hubo y aún se conserva por tramos, lo que avala la incuria propia de los tiempos que vivimos. Tomamos la dirección más corta, que es la nuestra, y al poco llegamos al punto de destino de aquellos cabreros candeledanos a que nos referimos. Son las Casas de Los Labradillos, lugar en que sentaban sus reales y en más de una ocasión atendieron al caminante en sus años jóvenes con la proverbial hospitalidad serrana, ejercida de la misma forma por cabreros del Tremedal cuando eran estos quienes las ocupaban. Comemos el bocadillo y al rato  reemprendemos la marcha trocha abajo, por la margen izquierda de la Garganta y a paso tranquilo llegamos a las tres de la tarde al Puente de Navalperal de donde partimos.

Antonino González Canalejo