El día 6 de marzo de 2022, nos reunimos de nuevo 19 montañeros del Club Azagaya para hacer un recorrido por nuestra Sierra después de una espera de dos años justos, motivada por la dichosa pandemia que nos recluyó en casa dificultando la práctica del senderismo al menos en grupos más o menos numerosos. La última salida que habíamos realizado tuvo lugar el domingo 1 de marzo de 2020, fecha en la que 27 personas realizamos la travesía desde La Nava a Navalguijo, previa subida por El Cebollar.
Fue una agradable sorpresa juntarnos tantos miembros del club en el punto de encuentro. Y especialmente volver a contar entre nosotros con Belén y Jorge que, después de tantos años alejados por motivos de trabajo, volvían al club en el que jugaron un papel destacado al poco tiempo de su fundación. Precisamente Jorge, con su experiencia y conocimiento, diseñó y guió esta primera salida de media montaña por la umbría de la Cuerda del Caramito, sobre la margen izquierda de la Garganta de Navamediana.
Enseguida nos dividimos en dos grupos. El A por el recorrido más largo y elevado lo seguimos 14 personas y el perro Tango, en tanto que la ruta B la hicieron 5 compañeros en un itinerario coincidente con el camino de regreso de la marcha más larga.
Nos internamos después por el melojar hacia la Cabeza del Trampal, abandonando la pista que conduce a la Fuente de los Serranos por la margen derecha de la Garganta de Bohoyo. Por la Solana y La Lancha alcanzamos la Majada del Venero, un lugar de privilegio desde donde pudimos contemplar unas excelentes vistas de la Sierra de Bohoyo, del caserío del pueblo y de la Solana del Carrascal, más allá de la carretera de Barco a Hoyos del Espino, con su característica torreta de vigilancia, su tupido encinar y sus agrestes berrocales donde anida el buitre negro.
Poco a poco el sendero se estrecha y se hace más empinado de manera que, a medida que subimos, aparece cubierto de unos pocos centímetros de espesor de nieve crujiente a nuestras pisadas, que va incrementándose a medida que avanzamos.
Salimos del robledal para continuar por un paisaje dominado por brezos y piornos, que nos indican que ascendemos, alcanzando una cota máxima próxima a 1650 m.s.n.m., como podemos comprobar con el cambio de paisaje que se abre a nuestra vista. Por la margen derecha de la Garganta de Navamediana, la cuerda de los Copetes nos muestra la belleza de los Berruecos de La Aliseda: el Berrueco Chico, que esconde, en una urna incrustada en la roca la imagen de un santo y el Grande con su imponente mole que se alza desafiante en el horizonte. Le siguen el Risco del Mediodía y el de Los Pajaritos, que años atrás fueron objeto de distintas marchas del Club Azagaya. Hasta que frente a nosotros asoma la Barrera de Quiebranarices por encima de la Majada de Quemaculos, que va cerrando el espacio de la Garganta de Navamediana en las Hoyas Bajera y Rabia, lugar de confluencia de las dos cabeceras que alimentan sus caudales. Hacia el Norte, la cabecera que nace en Regajo Largo, muy cerca de la pared divisoria con el término de La Aliseda donde se ubica el refugio de su nombre, tantas veces visitado y utilizado para dormir por todos los montañeros barcenses que, desde 1911, ascendieron a la Sierra a la conquista del Almanzor. Y hacia el sur, el Arroyo del Gargantón (no confundir con el de Gredos) cuyo naciente está en El Meapoco, al lado norte del Callejón de Los Lobos.
Caminamos con precaución por las cabeceras de los arroyos del Maillejo, de la Cercedilla y del Chorrital que aportarán sus aguas desde la umbría de la Cabeza del Tormal y de la Cabeza del Horcajo a la garganta de Navamediana que divisamos a nuestros pies sumamente escasa de caudal como corresponde a un invierno tan seco como el que padecemos.
El camino continúa por la ladera hacia el Collado Grande de los Horcos, pero nosotros tomamos la variante que nos llevará a una pequeña explanada de la que parte la trocha que desciende a la Majada del Chorrital, donde nos esperan nuestros compañeros que siguieron la ruta B, instalados en el refugio con un fuego reconfortante. Descansamos y degustamos el bocadillo para reponer parte de las energías consumidas y departimos recordando las noches que algunos de los montañeros del club solían pasar el fin de año disfrutando del silencio y la soledad de la montaña. Y comprobamos que las mejoras que Ramiro introdujo en el austero mobiliario (elevación del fogón para evitar el humo; plataformas incrustadas en los pies derechos que soportan el techo, a prueba de roedores) aún cumplen su función.
Son las dos y media cuando emprendemos el camino de regreso siguiendo el sendero que, paralelo al de llegada, pero a una cota inferior, se interna de nuevo en el bosque y nos conduce a Peña Lóbrega desde donde dominamos el pueblo de Navamediana en medio del valle labrado por su garganta, fuera ya de la zona montañosa. Veredas especialmente apetecibles en los calurosos veranos por discurrir por lugares sombríos y húmedos. Pasamos por la Majada del Piesnillo y poco después descendemos por la Solana hasta llegar al punto de partida a las 16,15 h. contentos de haber disfrutado de una agradable compañía y de una marcha satisfactoria.
Antonino González Canalejo.